Esta obra es una crítica al pensamiento conceptual de la representación abstracción y objetividad centrado en la conciencia subjetiva y producto de éste, característico de la filosofía occidental moderna que trabaja con unidades de comprensión bajo la “fórmula de la identidad” que, por su modo de ser, al formalizar y constituir conceptos pierde la esencia vital de la realidad del ser que piensa, porque la reduce a “significaciones muertas”, reduce la presencia del Ser a representaciones, las formas o expresiones propias del Ser a conceptos del pensamiento humano, la otredad del Ser a la mismidad del pensamiento. Ante dicho problema proponemos una filosofía que piensa con base en “significaciones vivas”, que no son construcciones del pensamiento subjetivo, sino que son formas del Ser en estado de otredad, que interrumpen al pensamiento y le muestran a éste su ser en un movimiento presencial, vivo, real, en energía fluyendo, desde su propia otredad, en un acto más radical que la epojé, porque no es una iniciativa de la conciencia ni se da en un cambio de actitud. En dicho movimiento presencial, real, ocurre una des-subjetivación y des-centralización del pensamiento, quedando el pensamiento tomado por sorpresa, pendiente, anclado, admirado por la presencia de algo que no ha puesto él mismo. A dicho pensamiento podemos llamarle “pensamiento del afuera”, porque piensa el afuera de la conciencia, “pensamiento abierto” porque se abre a lo otro que el pensamiento, “pensamiento en otredad”, porque comprende a las formas del Ser en estado de otredad (se da cuenta de que aquello que está presente ante él no es algo que haya puesto él mismo); per o más puntualmente podemos llamarlo “pensamiento interrumpido”, porque es propiamente una interrupción del pensamiento realizada por el movimiento del Ser, más que un movimiento del pensamiento es un momento de la realidad en el que la otredad radical irrumpe ante/en el pensamiento mostrado su ser. Consideramos que dicho pensamiento podría dar pie a una filosofía de otredad, que supere los supuestos básicos tanto de la modernidad como de la posmodernidad.