La tabla periódica ha servido a autores varios para narrar su vida trenzando ciencia, memoria y poesía, con el fin de encontrar un sentido para la misma. Tal es el caso de Gabriela Cantú Westendarp en el presente poemario, El orden del mundo.La tabla periódica es una estructura mental poética y simbólica, donde poetas y narradores encuentran conocimiento, emoción y un destino, como hiciera Primo Levi y, más tarde, Olivier Sacks, quien otorga a cada elemento un orden estético. O la propia Mary Soon Lee, quien utiliza la tabla en la creación de bellísimos haikús. En estos escritores hay una dimensión íntima, una voluntad de humanizar el saber. Al igual que sus predecesores, Cantú explora las múltiples dimensiones de la existencia humana, la materia, la ética y la historia como un modo de sobrevivir y comprender la forma en que cada elemento puede reconstruir la propia identidad. En el presente volumen los elementos son metáforas o puntos de partida que narran episodios, de la propia vida o de la de quien los descubre, elaborando una relación autobiográfica. En todos se percibe un lenguaje preciso que contrasta con la ambigüedad del mundo.Marie Curie mantuvo la idea de salvar a la humanidad. Mas sin ella saberlo, el radio fue capaz de destruirla. Ésta es la pregunta para la que nunca habrá respuesta. En Gabriela Cantú lo poético y lo científico se fusionan en un proceso creativo que pone de manifiesto la relevancia de la poesía como espacio de reflexión y de encuentro para dar sentido a aquello que vemos y que en ocasiones es mejor callar. Tal vez lo único que podemos corroborar es nuestra necesidad de controlar el mundo exterior, visible e invisible, intuido o comprobado, como parte de un orden superior que nos sobrepasa y que a la vez abriga nuestra perplejidad.