Reseña
Como suele pasar en cada una de las
novelas de César Aira, genuino raro del
continente, al mismo tiempo que una ficción
divertidísima, Entre los indios es una sutil
meditación que no entorpece el relato. En este
caso Aira piensa sobre la naturaleza del deseo y
cómo éste se trenza con la inteligencia, con el
mal y con el miedo.
Una noche en la pampa, el diablo decide
aparecérseles a los indios. Su aparición, piensa,
habrá de causar pánico. Pero al parecer, como
este diablo es otro, muy diferente al que según
el refranero acumula saberes con el tiempo,
comete un error de cálculo. No ha tomado en
cuenta que la noche elegida es de banquete.
Los hombres y las mujeres han comido y
bebido tanto, se hallan tan ahítos y agotados,
que ya no están para ver nada y menos aún
para huir. Apenas si logran verlo los niños que,
lejos de aterrarse, lo asumen como un inmenso
juguete al que montan alegremente.
Por supuesto, el diablo no puede darse por
vencido, así que resiste, insiste y persiste. Se
resiste a admitir que su trabajo es fútil, persiste
en su pretensión e insiste con otros planes y
apariencias, a pesar de que fracasa en cada
intento.
Y estos fracasos acumulados, cada vez más
gozosos, hacen que los lectores seamos presas
de una curiosidad creciente, ya no en cuanto
a ese diablo tan menso y fatuo que casi
parece de pastorela, sino respecto a la tribu
menos que modesta, cuyas posesiones son
apenas caballos para montar, yeguas robadas
para comer y algunos toldos de cuero. A
ese pueblo que no construye nada y prefiere
no hablar (aunque cuando habla lo hace por
horas, ceremoniosamente) y que logra resistir
al diablo. Y eso en realidad es lo que nos cuenta
esta novela.