Reseña
En estas páginas el lector recorre treinta años
cruciales en la vida de dos ciudades hermanas,
protagonistas de episodios decisivos en la caída
del Porfiriato y los inicios de la Revolución.
Se trata de una historia cultural desconocida
y subterránea porque en muchos aspectos se
ignora deliberadamente, porque sigue los hilos
secretos de actividades tales como el espionaje,
las imprentas clandestinas y el contrabando de
armas y drogas y, sobre todo, porque los vínculos
que unen a las dos ciudades en cuestión son
antiguos y profundos.
Podemos entrever en este libro los orígenes
de una serie de rasgos que hoy asociamos con la
vida fronteriza y que a veces son producto de la
tenaz política estadounidense de desmexicanizar
la región.
El autor es un hombre de la frontera al que su
condición bicultural le da acceso a los archivos
y colecciones de ambos países, contacto con los
relatos familiares de su infancia, pero también
la mirada aguda de quien sabe que el otro, eso
que está de “aquel lado”, no es del todo otro
ni está por completo “allá”. O al menos, no
siempre lo estuvo.
El material fotográfico reunido por el autor
pasa a formar parte del texto e insinúa la riqueza
de un repertorio iconográfico poco difundido.
La sabia selección de las más de doscientas
imágenes constituye uno de los mejores
apuntalamientos documentales del libro.
Muchos son los temas y protagonistas que
asoman en estas páginas además de las figuras ya
célebres de la insurrección norteña: curanderas
místicas, periodistas subversivos, inventores
iluminados, revolucionarios anarquistas,
desertores del ejército, fotógrafos aventureros,
empresarios cinematográficos, tintoreros
chinos, músicos que tocan valses y corridos,
mujeres toreras, contrabandistas, espías,
familias prósperas que huyen de la Revolución,
trabajadores que van y vienen de un país a otro,
vendedores y fumadores de opio…